Brown, Fredric
Las dos primeras novelas de Fredric Brown comportaban el protagonismo del joven Ed Hunter y su tío Am. Inmediatamente después Brown escribió El asesinato como diversión («Murder Can Be Fun», reeditada con el titulo «A Plot for Murder») y en ella hizo patente su admiración a Lewis Carroll y al mundo maravilloso de Alicia, con lo que se avanzaba a los contenidos de su obra maestra La noche a través del espejo. También se adelantaba, y nada menos que en dos décadas, a la espectacular inserción, por Donald E. Westlake, del humor en la novela negra. Por uno y otro motivo, El asesinato como diversión ocupa importante lugar en la carrera del autor y en la historia de dicha corriente literaria.
El lirismo fantástico de Fredric Brown brilla en esta novela desde la plataforma de un juego enigmático en el que se debate la posibilidad individual de escapar a esclavitudes promocionadas por el sistema social y su decadente código de valores. La lucha para esclarecer un insólito encadenamiento de crímenes coincide con el esfuerzo para llegar a la verdad oculta de las cosas y abrazar una ética abandonada en la sumisión al sueño americano. Todo ello ha de materializarse, inexorablemente, en una pesadilla, tal como se subraya en un momento del relato: «Aquellos sueños no debían habérsele presentado a un perro. Y no lo hicieron. Se le presentaron a Tracy».