Clayton, Emery
Gaviota nunca tendría que haber aceptado ese empleo. Pero con su aldea destruida y una hermana medio retrasada de la que cuidar, ¿qué otra cosa podía hacer? Por lo menos el sueldo era bueno. Pero aquel hechicero era todavía peor que los otros de los que había oído hablar. Entre las peleas de taberna, las batallas mágicas y el cuidado de aquel extraño artefacto que habían desenterrado de un cráter, apenas conseguía encontrar el tiempo suficiente para recuperar el aliento. Y cuando repentinamente su hermana empezó a volverse inteligente, Gaviota descubrió que ya no le quedaba tiempo ni para eso...