Auguet, Roland
La diversión con mayúsculas del mundo romano es el circo o los juegos circenses. En el circo encontramos deporte, pasión e incluso ideas religiosas o políticas por lo que algunos especialistas lo consideran como algo más que espectáculo. La tradición hace referencia a los reyes etruscos como los creadores de los juegos en Roma, ya en el lugar donde posteriormente se instalaría el Circo Máximo. Estas ceremonias posiblemente tuvieran un origen funerario, con el fin de conjurar los poderes de ultratumba. Los emperadores recreaban al pueblo con grandes y repetidas fiestas. En Roma había ciento sesenta y cinco días de fiesta al año, algunas, la inauguración del Coliseo verbigracia, duraron cien días seguidos. Dichas fiestas eran espectáculos que se celebraban en el el teatro, en el circo y en el anfiteatro. Empezaban por la mañana y se terminaban a la puesta del sol. Cuando asistía el emperador se repartían sorpresa, golosinas y vino. CIRCO ROMANO:En el circo se daban carreras de carros y de caballos. circo Máximo, así llamado por su magnitud y porque e él se celebraban los juegos consagrados a lo dios magnos, tenía cabida para 300,000 espectadores. La planta tenía la forma de un paralelogramo alargado, cerrado por un lado en semicírculo, ahí se abría la puerta triunfal, y en el lado opuesto, por una línea convexa, ahí estaban las cocheras. Las gradas ocupaban tres lados, y la arena o pista estaba dividida longitudinalmente, aunque no por completo, por un muro de poca altura, llamado espina (espina dorsal de la pista) en cuyos extremos se alzaban sendos hitos cónicos, bastante altos y dorados, que eran las metas. La pista tenía casi un kilómetro de extensión y era preciso darle la vuelta siete veces en cada carrera. Cada día había veinticuatro carreras, comprendiendo cada una cuatro carros tirados por dos caballos (biga) o por cuatro (cuadriga).Los cocheros circenses o aurigas lucían túnicas muy cortas ceñidas al cuerpo con correas para evitar que flotaran con la velocidad de la carrera. Los aurigas se distinguían por el color de la túnica, segun: la cuadra, orden o bando a que pertenecían verde alusivo a la primavera; rojo al verano; azul, al otoño y blanco, al invierno. Esos cocheros a más de ganaban mucho dinero, eran muy populares. Sus partidarios no sólo apostaban contra el competidor en la carrera, sino que también, ello era frecuente, reñían y armaban verdaderos motines en el circo. El oficio de auriga tenía sus peligros; los carros al dar la vuelta de la espina, uno muy estrecho, en que estaban las metas, volcaban con suma facilidad. Los emperadores dieron gran solemnidad a las carreras.