Blasco Ibáñez, Vicente
Realización de un deseo de adolescencia y complemento de las novelas que tienen por escenario la tierra valenciana, SÓNNICA LA CORTESANA (1901) recrea la heroica resistencia de la ciudad de Sagunto ante las tropas de Aníbal. Inserta en la tradición narrativa que toma como escenarios episodios históricos de épocas pretéritas y que recorre todo el xix, desde «Los últimos días de Pompeya» hasta «Quo vadis», pasando por «Salambó», Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) resucita en esta novela el mundo fastuoso y heroico, refinado y salvaje a la vez, de la Antigüedad. Leyéndola debemos constatar una y otra vez que está escrita por Blasco Ibáñez. No me refiero a que posea una calidad que otras novelas suyas no la tengan, sino por el tema. Como asiduo lector del escritor estaba acostumbrado a otros argumentos, más sociales y políticos, no es que aquí no los encontremos, pero no sé, es la época, el ambiente, no sé… es por ello por lo que el libro me ha sorprendido gratísimamente. No sólo nos traslada a una época y a una forma de vivir y morir, además, nos hace partícipes de un hecho histórico, como fueron las guerras púnicas y al politiqueo de la naciente y esplendorosa Roma así como los inicios de su gran enemigo Aníbal y Cártago. Aquí nos encontramos con Sagunto, una ciudad medio griega medio romana, nos describe las costumbres de sus habitantes, su voluptuosidad, su buen vivir, sus miserias, de la mano de un griego (personaje principal, rodeado de muy buenos secundarios) recién llegado a la ciudad, la recorremos de arriba a abajo, desde el puerto hasta la montaña, no solo físicamente, también socialmente: fiestas, guerras, amores, miserias… hasta desembocar en su destrucción a manos de Aníbal y sus elefantes.