Basho, Matsuo
“Todos los días son viaje y la casa misma es viaje”, escribió el poeta Matsuo. Exhausto por las incesantes exigencias de sus alumnos y por su fama literaria, decía que sentía “brisas del más allá soplar sobre su rostro”. Comenzó a planear su peregrinaje a sitios importantes por su historia literaria, religiosa o militar; lugares que quería ver antes de morir. Finalmente, en mayo de 1689, acompañado por su amigo y discípulo Sora y llevando sólo un morral, materiales de escritura y mudas de ropa, Basho inició su viaje con la firme decisión de volverse hyohakusha, “el que viaja sin dirección”. Caminó cinco meses y recorrió aproximadamente 2 000 kilómetros por las colinas, los valles, las aldeas y las montañas al norte de Edo y a lo largo del mar de Japón. Fue este viaje, lleno de maravillosas anécdotas, lo que dio lugar a su obra maestra, Sendas de Oku.El libro es un viaje espiritual, equivalente a recorrer el camino del budismo, despojándose de toda posesión mundana y arrojando el destino al viento.