Vaquerizo, Eduardo
DANZA DE TINIEBLAS es una ucronía en la que el Imperio Español continúa, trescientos cincuenta años después de la batalla de Lepanto, siendo la mayor potencia mundial y conservando prácticamente todos los territorios que ya se poseían bajo Felipe II, muerto en un accidente de caza justo antes de la batalla, lo que desencadena ésta línea temporal. Gracias a la posterior guerra de sucesión, ganada al fin por Don Juan de Austria, no se insistió en la expulsión de judíos y moriscos que gozan de gran poder económico y financiero. El Imperio también se ha sacudido la influencia de Roma, organizando su propia reforma, Francia e Inglaterra no parecen ser otra cosa que países de segunda categoría (ni se les menciona) el Imperio Otomano no sufrió aparentemente más descalabros posteriores y es la contrapartida poderosa en el otro extremo del Mediterráneo y, es de suponer, Asia. En definitiva, el panorama geopolítico (que se dice) es notablemente distinto al que conocemos.1927, el año en el que sitúa la novela, también es una muestra de que el Imperio ha fomentado las ciencias y la tecnología, los gasógenos (o algo muy parecido) atraviesan velozmente Madrid, la luz eléctrica es una realidad, las armas automáticas campan por sus respetos, incluso la informática, de manos de los cabalistas judíos, se ha convertido en un pilar fundamental de la Hacienda del Imperio. En éste orden de cosas Joannes Salamanca, un cabo de alguaciles (cuerpo de policía similar a la Guardia de Asalto de la Segunda República) es asignado como guardaespaldas y ayudante de fray Faustino Alhárquez, inquisidor encargado de investigar una sucesión de misteriosos asesinatos entre altos funcionarios de origen judío. Poco a poco se descubre una fabulosa intriga que amenaza los pilares del Imperio, Joannes y fray Faustino se ven amenazados, atacados, traicionados y asesinados en una vorágine de idas y venidas hasta que finalmente el cabo Salamanca, descubre toda la verdad.