Ballard, J. G.

Original pieza de ciencia ficción (siempre que se entienda este género en un sentido muy amplio) y de erotismo fetichista, con tal tendencia a recrearse en las descripciones de actos sexuales que lo acercan a la literatura hardcore (aunque por completo desprovista de la zafiedad de ese subgénero). El protagonista y narrador —llamado James Ballard, como el autor— es un productor de cine publicitario que acaba de tener un grave accidente de tráfico que le ha dejado varias cicatrices y en el que ha muerto el otro conductor, que viajaba con su esposa, que salió ilesa. Ballard nota que después de ese shock siente una gran atracción por el lugar donde ocurrió el accidente y en general por la autopista y los coches que constantemente circulan por ella. Además, le da por imaginar los órganos sexuales de los accidentados, a dejarse llevar por cierta erótica del accidente y también siente la necesidad de acostarse con su esposa dentro del coche. También, visita los restos de su destrozado coche y encuentra allí, igualmente fascinada por los accidentes, a la esposa del fallecido del otro coche. Empezará a verse con ella y acabarán practicando sexo en el interior de sus coches. Pero sobre todo, en estas idas y venidas, conoce a un ex científico llamado Vaughan, que va con una cámara fotografiando accidentes y coches destrozados y llega a los lugares de siniestro cuando están sacando a las víctimas gracias a una radio conectada con la emisora policial. Vaughan también está marcado de cicatrices a causa de una accidente y conoce a otras personas igualmente marcadas y obsesionadas sexualmente con el tráfico y el accidente y la herida de tráfico. La principal obsesion de Vaughan es la unión de esta manía con la idolatría que practica hacia la actriz Elizabeth Taylor, a la que sueña ver accidentada algún día, como Jane Mansfield o James Dean o Albert Camus, cuyos accidentes ha estudiado a la perfección. Ballard inicia una amistad con Vaughan, no despojada de atracción sexual homosexual, aunque su principal motivo es gozar del sexo automovilístico con mujeres, incluidas prostitutas. Después de varios acercamientos, se produce finalmente la relación sexual entre los dos hombres, descrita con el mismo detalle que las demás relaciones de las que se habla en la novela. Siguiendo su adoración hacia el accidente y tal como él mismo sabía que ocurriría más tarde o temprando, Vaughan muere al intentar lanzarse contra el coche de la estrella Elizabeth Taylor (aunque ésta sale ilesa). Ballard continúa sus obsesiones, sabedor de que le conducen a la muerte. --- (Sergio Gaut vel Hartman) ---- Fuente: http://es.shvoong.com/f/books/68412-crash/#ixzz1g3fxzGqb

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