Villalón, Cristóbal de
El Crotalón (dp.1555), firmado con el nombre burlesco de Cristophoro Gnophoso, se conserva en dos códices -ms.2294, ampliado en ms.18345 BNM-. Consta de veinte cantos, diálogos lucianescos entre el zapatero Micilo y su gallo, reencarnación de Pitágoras (canto I), que narra sus vidas anteriores como puerco (canto II), según Plutarco; clérigo simoníaco (canto III), filósofo religioso y asno, según Apuleyo (Canto IV); mancebo de una bruja navarra, transformada en la doncella Saxe (Canto V), que elogia al emperdor Carlos (Canto VI); como cortesana toledana, según Aretino (Canto VII), monja soberbia y rana aliada contra los ratones (Canto VIII); como Alerto de Cleph, amigo de Arnao Guillén y de su honra (canto IX), por lo que resultó cautivo y rescatado (canto X); asistió en Milán al ostentoso y ridículo entierro del marqués del Gasto (canto XI); subió al cielo siendo Ícaro Menipo y contempló la vanidad de filósofos y hombres (Canto XII) y la ingratitud de Andrónico hacia Drusila, que ganó el amor de Raimundo; describe la sede de Dios (canto XIII) y los infiernos entre demonios dantescos (canto XIV), reptiles y pecadores, (canto XV), como Rosicler, que asesinó a su pretendiente Dares, por amor de su padre, que la mató, confundiéndola; o el sabio Chirón (Canto XVI). Asiste en la misa de Zenón a disputas de clérigos: destaca Alcidamas en brutalidad y grosería (canto XVII). Devorado por una ballena, halla en su vientre a Verdad y Bondad (canto XVIII) y comprende la miseria de quienes sirven a señores (canto XIX). Finalmente, Micilo lamenta ante Demophón la muerte del gallo en Carnestolendas, a manos de unas mujeres estúpidas.