Fernández Flórez, Wenceslao
El libro narra las pequeñas historias de los habitantes de la fraga gallega de Cecebre: Fendetestas, Geraldo, Hermelinda, Pilara, Marica etc. Pero también de los aparecidos o fantasmas que pasean por el bosque: el alma en pena de Fiz Cotobelo y por supuesto de Hu-Hu y su pueblo pardo de moscas, del clan de los gatos libres, o de los árboles que creen que un poste de telégrafos es uno de ellos.
Es todo un precursor en España de los mundos mágicos que luego trabajaron por otros caminos los autores sudamericanos. El bosque animado, sin embargo, se encamina más por lo lírico, y hasta el estilo parece querer dejarse ir a menudo por sabores poéticos. La temática tiene algo de esas leyendas celtas en las que todos los bosques y sus criaturas tenían conciencia propia, pero tal es la maestría con que el autor mezcla las vivencias de las personas con las de árboles y animalillos que es imposible separar a los unos de los otros.