Le Guin, Ursula K.

Los dones es la primera novela de los Anales de la Costa Occidental creados por Ursula K. Le Guin, a la que siguen ‘Voces’ y ‘Poderes’. Aparecida en 2004, recibió el premio PEN Center USA en 2005. De ella, el jurado señaló "la habilidad de Ursula Le Guin para inventar un país donde lo natural y lo sobrenatural parecen a la vez terroríficos y mundanos". La autora afirma que la novela se publicó como un libro dirigido a “adultos jóvenes” (categoría que existe como tal en Estados Unidos), pero resulta evidente que la fantasía de Ursula K. Le Guin es apta para todos los públicos. Si bien es cierto que determinadas novelas, como las pertenecientes al Ciclo de Terramar (con el que la saga actual guarda cierta semejanza), parecen estar orientadas a lectores más jóvenes (sobre todo por la edad de los personajes), en todas sus obras subyace un trasfondo de corte filosófico, ético y antropológico. Así que, aunque en ‘Los dones’ se rebaja un punto la intensidad del debate en comparación, por ejemplo, con obras mucho más políticas como La mano izquierda de la oscuridad o Los desposeídos, ello no implica que nos encontremos ante una historia infantil. En las narraciones de Le Guin la acción queda siempre supeditada a la reflexión, por lo que, dentro del género fantástico y de ciencia ficción, hallamos discusiones que van mucho más allá de lo que podríamos esperar de una fantasía adolescente. Al estilo del primer libro de Terramar, en el que asistíamos a la iniciación de un joven mago, ‘Los dones’ está protagonizado por un adolescente, Orrec, que inicia su fase de aprendizaje en aquello que le otorgará poder. La fuerza y el prestigio en las Tierras Altas vienen dados por los llamados “dones”, poderes mágicos que se transmiten de generación en generación y que diferencian a sus habitantes de los de las Tierras Bajas, los “callucs”, gente débil, incapaz de comprender (o de creer, incluso) lo que supone ser poseedor de un don. Cada territorio es regido por un clan, con un “brantor” (jefe) a la cabeza, es decir, por quien es más fuerte en un don. La fiel amiga de Orrec, Gry, posee el don de llamar a los animales, útil en las partidas de caza o en las domas de caballo; pero Orrec procede del clan de Caspromant y, por tanto, el don que debe heredar es uno de los más poderosos y temidos, el de “deshacer”: sólo con una mirada y un murmullo puede destruir a un hombre desde sus entrañas. Sin embargo, Orrec llega a la adolescencia sin que su don se haya manifestado, lo que inquieta a su padre y brantor, que ve entorpecido el futuro del clan. Sin dones, no hay autoridad que valga sobre un territorio, ni pactos posibles con los clanes vecinos y, en la mayoría de las ocasiones, enemigos. En los dones descansa el equilibrio de las Tierras Altas, aunque sea a través del miedo y de la lucha. "¿Cómo sería la vida para un niño del que se asume que posee un cierto don pero en realidad no es tan especial, como un joven Bach con mal oído musical? O el hijo de una familia con poderes sobrenaturales, que no ha heredado el poder… ¿Qué ocurriría si el niño tuviera un don totalmente diferente, inesperado? ¿Se le reconocería ese don?" De esta idea partió Ursula K. Le Guin para articular la historia que inaugura la Saga de la Costa Oeste. El temor ante la carencia del don o, lo que puede ser aún más peligroso, la existencia de un don salvaje (al que no se puede controlar a voluntad) es lo que determina el destino de Orrec, inserto por nacimiento en una sociedad que se organiza a través del combate y a la que no desea pertenecer. Junto con la vertiente reflexiva comentada más arriba, el punto fuerte de las historias de la escritora estadounidense es la construcción de personajes. ‘Los dones’ está narrada en primera persona por Orrec, lo que nos permite conocer en profundidad sus pensamientos, sus dudas respecto a la posesión del don y cuánto le pesa la responsabilidad de continuar los pasos de su padre. Orrec cree carecer, a sus ojos y a los de los demás, de la fuerza suficiente para gobernar un clan, y empieza a comprender que quizás su don sea muy distinto al esperado, pero no por ello estéril. Frente al camino del combate y la destrucción, el joven heredero de Caspromant opta por la senda de la palabra y el conocimiento, precisamente de la mano de su madre, una “calluc”. En ‘Voces’, segunda novela de la Saga, nos encontraremos con un Orrec adulto, seguro de sí mismo y de sus capacidades, que ya no teme enfrentarse a su destino. (RESEÑA EN papelenblanco.com)

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