Vereiter, Karl von
Después del clamoroso triunfo obtenido en Polonia, tras el empleo por primera vez en la Historia de la "Blitzkrieg", Hitler tuvo la seguridad de tener el mundo a sus pies. Franceses e ingleses, en un momento de desesperación, soñando aún con poder detener la poderosa máquina bélica del III Reich, intentaron crear en la península escandinava un "abceso de fijación". Pero Hitler demostró que las naciones aliadas no estaban a la altura de su formidable "Wehrmacht", de su imponente "Luftwaffe "y de su moderna "Kriegmarine". Y las tres armas, en una acción llena de audacia, ocuparon Dinamarca, saltaron sobre Noruega y se lanzaron hacia el lejano y nórdico Narvik. De nado sirvió el heroísmo de los cuerpos expedicionarios anglofranceses. Cayó entre la nieve la mayor parte de los hombres. Los menos lograron embarcar, en un escalofriante anticipo de lo que, meses— más tarde, sería el milagro de Dunkerque.