Iggulden, Conn
Ricardo, duque de York, ha sido asesinado: sus ambiciones de reinar han desaparecido como nubes tras un temporal, y su cabeza, decapitada, se exhibe sobre las puertas de la muralla de York, macabro recordatorio para todos aquellos que piensan enfrentarse a los Lancaster. Mientras tanto, el rey Enrique VI está todavía preso y la reina de los Lancaster, Margarita de Anjou, se dirige al sur con su séquito de guerreros, un ejército que hasta la fecha parece implacable. Pero la muerte del padre ha desencadenado la ira de los hijos. Así, Eduardo de March, ahora duque de York, se autoproclama rey legítimo de Inglaterra. Nuevos bandos se forman y se deshacen como copos de nieve; mucha sangre va a derramarse y multitud de venganzas se forjan hasta el momento en el que un rey se enfrente al otro. Porque dos hombres pueden competir por una corona, pero solo uno podrá tenerla.