Shapiro, B.A.
Cuando Alizée Benoit, una pintora estadounidense que trabaja para el gobierno, desaparece sin dejar rastro en el Nueva York 1940, nadie parecer saber qué ha pasado. Ni su familia judía, que habita en la Francia ocupada por los nazis, ni su mecenas artística Eleanor Roosevelt, ni su círculo de amigos íntimos -Pollock, Krasner y Rothko-, saben qué ha podido ser de ella. Setenta años después, su sobrina nieta Danielle Abrams, empleada de la célebre casa de subastas Christie's, descubre unas enigmáticas pinturas escondidas en el dorso de unos cuadros abstractos. ¿Tienen esas obras las respuestas a las preguntas que envuelven la desaparición de su tía abuela? La muralista es una novela en la que los personajes de ficción se entremezclan con figuras históricas. Todos los incidentes y diálogos son producto de la imaginación de la autora y no deben confundirse con la realidad. Las alteraciones menores en las fechas, localización de personajes y algunos eventos, responden al dictado y necesidades de la historia, de cuyos detalles se da cuenta en la Nota de la autora, al final del libro. En todos los demás aspectos, cualquier parecido con personas reales vivas o muertas es pura coincidencia.