Meyer Kendellant,
París, plaza de la Concorde, una noche de primavera. A los pies del obelisco alguien deposita un cadáver. Una momia. Hosni Ziady, un médico egipcio de renombre que ha consagrado su vida a erradicar las enfermedades infantiles en las zonas más desfavorecidas del planeta, y Emma, una de las responsables de la fundación para la que trabaja, son unos de los primeros testigos del hallazgo. Pero el infierno sólo ha abierto parcialmente sus puertas. Al mismo tiempo, Raphaël, el hijo de Hosni y de Rania, una galerista especializada en coleccionismo egipcio, reproduce en un macabro juego que descubre en Internet, el crimen cometido que se repetirá, como una maldición, junto a los obeliscos de otras capitales del mundo. ¿Quién puede estar detrás de esos asesinatos crueles? ¿Quién puede saber tanto de la momificación de cuerpos? ¿El entregado médico egipcio que, sin embargo, escribió una tesis sobre la técnica para embalsamar cuerpos? ¿Ese hijo de gran talento que parece saber todos los secretos para reproducir los crímenes cometidos? ¿O alguno de los conservadores del museo de El Cairo que se han propuesto preservar la continuidad del legado de Ramsés?