Curwood, James Oliver
Al caer de la tarde de un hermoso día del co¬mienzo del verano de 1856, el capitán Nataniel Plum, patrón y propietario de la chalupa Typhoon, se hallaba sentado en uno de los cabos desiertos que avanzan desde la isla del Castor lago adentro. El día tocaba a su fin y los últimos rayos solares daban un tinte rosáceo a las vastas y quietas aguas del lago Michigan . Nataniel Plum estaba fu¬mando en pipa y una nube de humo dé delicioso aroma en que se reflejaban con destellos bermejos los rayos del sol, subía sin cesar por encima de su cabeza. El capitán se hallaba sumido en profundas meditaciones. Nataniel Plum era aún joven; representaba te¬ner unos veintiocho años; su rostro, imberbe, de óvalo alargado, estaba, como el de todos los ma¬rinos, curtido por la brisa del mar, lo que le daba un aspecto un poco rudo. En cambio, sus ojos eran extrañamente expresivos y reflejaban viva luz.