Ripley, Alexandra
José de Arimatea abandonó pronto la granja familiar para aprender las técnica de navegación fenicias y saciar así su deseo por embarcarse hacia horizontes lejanos. Con el tiempo se convirtió en dueño y señor de los mares, se enriqueció con el comercio de estaño, se vio envuelto en un peligroso juego de intrigas con Herodes y Salomé y se hizo indispensable para César Augusto. Pero su brillante trayectoria vital se vio truncada por una frustrada paternidad: José se vio obligado a dejar a Sara, el gran amor de su vida, para contraer segundas nupcias. Un hecho que cambió no sólo su destino, sino también el de un hombre que cruzó en su camino, Jesús de Nazaret. El Nuevo Testamento describe a José de Arimatea como el acaudalado judío que solicitó a Poncio Pilato bajar a Jesucristo de la cruz y ofrecer su propia tumba para enterrarlo. La leyenda lo reverencia también como el activo comerciante que llevó el mensaje de la cristiandad a Inglaterra. Alexandra Ripley, autora d Scarlett, recrea en La llama eterna la vida de José de Arimatea y nos dibuja de manera espléndida una de las épocas más emocionantes de la historia de la humanidad: cuando el Imperio Romano se encontraba en expansión, los legendarios druidas poblaban la actual Inglaterra y Jesús paseaba por la tierra.