McCammon, Robert
El año es 1964. Cory Mackenson acompaña a su padre en el reparto diario de leche. A veces lo hace, antes de ir a la escuela. Aún es de noche en el pacífico y tranquilo pueblo de Zephyr, Alabama. Esperando que despunte el alba, ambos viajan tranquilos por la solitaria carretera. De pronto, tras una curva, un coche atraviesa la carretera, con los faros apagados, y cae al profundo lago, antigua cantera ahora inundada. Tom, el padre de Cory, detiene precipitadamente el furgón y, sin pensarlo, se lanza al agua en un desesperado intento de ayudar al conductor del vehículo. Pero, al llegar hasta él, descubre horrorizado que éste ya está muerto. Ha sido terriblemente apaleado, ahorcado con un alambre y esposado al volante. Nada puede hacer por el desdichado y el coche, al sumergirse, se lleva su macabro secreto al fondo del lago. Tom no olvidará fácilmente el incidente; una imagen ha quedado para siempre grabada en su memoria: una calavera alada que el cadáver llevaba tatuada en un hombro. Nadie parece conocer al muerto, nadie reclama su cuerpo, no hay ningún desaparecido en los alrededores. Si no fuera por que Cory y su padre lo vieron, no se podría asegurar que ese crimen hubiera existido nunca... Pero Cory es un niño que está iniciando su lento paso a la adolescencia y, al tiempo que aprenderá y olvidará muchas cosas, también descubrirá que, a veces, incluso los pueblos más tranquilos tienen una turbulenta, terrible y cruel vida nocturna escondida en lo más profundo de su ser.