Kirn, Walter
En el verano de 1988, Walter Kirn (entonces un aspirante a escritor que hacía frente a un padre complicado y un matrimonio en crisis) se disponía a realizar un encargo de lo más peculiar que cambiaría su destino para siempre: llevar personalmente un perro tullido desde su casa en Montana hasta un apartamento en Nueva York propiedad de Clark Rockefeller, un misterioso joven, banquero y coleccionista de arte que acababa de adoptar el perro por internet. Este hecho dio paso a una amistad de quince años que condujo a Kirn a lo más profundo del privilegiado mundo de un niño rico y excéntrico, finalmente desenmascarado como un impostor en serie que ocultaba otros delitos mucho más graves: el secuestro de su propia hija y un brutal asesinato cometido años antes, en 1985.