Greeley, Andrew M.
Un padre omnipotente en el que se descubre la clara similitud con el padre de los Kennedy, decide el destino de sus dos hijos: uno será Presidente de los Estados Unidos y el otro cardenal. Qué podría oponerse a su soberana voluntad y a sus millones que dominan y aterrorizan no sólo a su ciudad, Chicago, sino también a diversos estamentos del poder. Para completar este sueño de grandeza falta una mujer que dé continuidad a la estirpe y también la elige el padre: Nora, la hija de unos amigos muertos a la que ha adoptado. Pero el verdadero amor no se produce entre el futuro presidente y la joven sino entre ésta y Sean, el hijo destinado a la Iglesia. Pero los pasos previstos se cumplen: el casamiento, el ordenamiento de Sean, la carrera política del hijo mayor al amparo de Bob Kennedy y también cumplen los dramas que nadie se atrevió a pensar. De la historia de dos hombres que han querido escalar una dura pendiente por dos caminos diferentes, uno a través del mundo en el que la corrupción es moneda corriente y el otro a través de luchas en las que muy a menudo se olvida que el destino es Dios y la gracia, el autor logra un perfecto cuadro del mundo actual. Bajo su palabra implacable caerá una vez más la jerarquía de la Iglesia, se verá la cara putrefacta de los sueños del poder. Los hombres y el autor también quisieran serenarse con la visión de políticos honestos y de sacerdotes sin mácula, pero Andrew M.Greeley ha tenido la valentía de decirnos que por ahora ese sueño debe ser abandonado. Son sólo hombres dominados por el huracán de los instintos animales. Este libro que durante meses permaneció en las listas de bestsellers en un lugar importante completará la imagen que el lector ya tiene de este autor que lo asombró e impactó con su gran éxito Los pecados cardinales. Al igual que ese libro que alcanzó cifras de venta millonaria La mujer de tu hermano deslumbrará por su audacia, por su osadía al mostrar la avaricia de los miembros de la Iglesia y sobre todo el pecado que da fundamento a esta narración: el flagelo de la lujuria.