Llop, Nuria
Claudia Maldonado se niega a ser una concubina. Y encima tiene que oír, de su propio padre, las ventajas que este «intercambio » aportaría a la familia. Porque ser amante de Felipe IV es un privilegio, y que la haya escogido de entre todas las jóvenes damas de la corte, un halago. Claudia tiene claro que yacer con el monarca no le reportará nada que ella desee de verdad. Y solo encuentra una salida: huir como alma que lleva el diablo. O al menos, alejarse de Madrid hasta que el rey se olvide de su capricho.