Segurado, José
'Creo que nunca podré olvidar el día en el que me dieron el diagnóstico 'definitivo', después de unos tres meses de largas pruebas médicas. Esclerosis Múltiple. Fue el 27 de Mayo de 2014. Ese día, mi mundo tal y como lo conocía quedó aniquilado. La resonancia magnética y la punción lumbar revelaron que tenía más de treinta lesiones en el cerebro y muchas en la médula espinal. Los médicos no tuvieron demasiado reparo en decirme que era muy probable que no pudiese caminar en un año y que tendríamos que empezar con tratamientos agresivos en poco tiempo. Empecé a llorar como un niño en la consulta y a alguien se le ocurrió decirme que no lo hiciese. ¿Que no llore? No me jodas. Sentía, mi intuición me decía, que había más. Que, de alguna manera, todo lo que estaba pasando era la consecuencia de la mierda en la que se había convertido mi vida en los últimos años. Día tras día, gota a gota, me había metido en un pozo de basura y me había explotado en la cara. El 31 de Enero de 2017, más de dos años y medio después, tras la segunda resonancia magnética realizada en todo este tiempo, en mi cerebro no hay nuevas lesiones, las antiguas comienzan a aparecer como cicatrices y ya hace mucho tiempo que todos los síntomas desaparecieron. Casi todo lo que contaré es gratis, fácil e inocuo. Mentira, no es gratis. Cuesta mucho. Cuesta lo que más. Porque requiere responsabilizarse de tu propia vida y tener cojones. Y eso asusta. Y yo me he dado cuenta de que tengo más cojones que un toro'.