Riley, Judith Merkle
Francia. Año 1556. Desesperada por el estado de abandono al que se ha visto sometida, Catalina de Médicis explora los caminos de la brujería para descubrir el modo de eliminar a la amante del rey Enrique II y poder, así, recuperar todos sus privilegios como reina. Una senda oscura y retorcida que no tarda en conducirle tras la pista de un poderoso brujo, cuya invocación siempre ha estado acompañada por la destrucción y la muerte. Fuerzas siniestras despiertan desde lo oculto, y, con ellas, el peligro más grande al que jamás se haya enfrentado la monarquía francesa. En la corte del rey Enrique II de Francia las intrigas tienen nombre de mujer. La voluntad del monarca está sometida a los incontables caprichos de su amante, la duquesa de Valentinois, mientras la reina Catalina de Médicis hace vanos intentos por recuperar el amor y el respeto de su esposo. Ambas mujeres, enfrascadas en luchas interinas de poder, no dudan en usar a sus sirvientes como espías y sobornar a sus hechiceros. Cualquier medio justifica el fin, así que la reina, cegada por los celos, intenta elaborar un conjuro que la ayude en su cometido. Sin embargo, no hay hechizo tan poderoso capaz de romper el maleficio que, en forma de anillo, ha impuesto la amante al rey. Aconsejada por su hechicero personal, decide hacerse con el Señor de Todos los Deseos, una misteriosa caja capaz de hacer realidad las más ambiciosas peticiones. Durante siglos, la cabeza del mago Menandro ha sobrevivido concediendo deseos a todos aquellos que abren el misterioso cofre, pero también condenándolos a una vida desgraciada y a un trágico fin. Por azar del destino, el macabro engendro cae en manos de Sibille Artaud de la Roque, una codiciosa y perspicaz muchacha que tiene que sortear las trampas con las que el malévolo brujo la tienta para que formule algún deseo. El destino reúne a la demoiselle y al profeta y astrólogo Michel de Nostre-Dame, quien, ante la imposibilidad de acabar con el alma inmortal de Menandro, deberá aguzar su ingenio para evitar que el malvado mago siga sembrando el horror, condene la vida de la reina y extienda la maldición a los herederos de la corona.