Jiménez-Alfaro Giralt, Francisco

Hasta hace relativamente pocos años, la figura de Blas de Lezo se constreñía a unas pocas páginas en la historia de España. Un marino ilustre más, como aquellos otros que dieron su vida en distintas partes del mundo defendiendo los intereses de nuestra patria. Pero en la provincia de Málaga los historiadores llevan bastantes años profundizando en su figura. Puede que por su presencia en agosto de 1704, como joven guardiamarina de la armada francesa y a la edad de quince años, en la batalla de Vélez-Málaga. En plena guerra de Sucesión se produjo ante nuestras costas, y tras la pérdida de Gibraltar, aquella batalla, en la que un adolescente Blas de Lezo participó al mando de una batería de cañones en el buque insignia del almirante conde de Toulouse, siendo herido gravemente y perdiendo la pierna izquierda. Aquel acontecimiento histórico lo narraron magistralmente los ilustres veleños Miguel Ranea y Francisco Montoro. Los prolegómenos y preparativos de la batalla, la salida de la flota hispano-gala del puerto de Málaga y su regreso tras el episodio, también han sido escenas investigadas a conciencia por los investigadores de nuestra tierra, como es el caso del académico de San Telmo Francisco Cabrera Pablos. Si seguimos las vicisitudes del joven guardiamarina Blas de Lezo, fue desembarcado y curado en el hospital de Santo Tomás, situado enfrente de la iglesia del Sagrario de la capital malacitana. En la batalla participó el futuro contrincante de Lezo en Cartagena de Indias, Edward Vernon. La relación entre ambos también ha sido objeto de otra insigne pluma malagueña, la del ingeniero Manuel Fernández Cánovas, de la Academia Malagueña de las Ciencias. Con ello se quiere resaltar que la figura de don Blas de Lezo no es desconocida en el ámbito malagueño, señalando únicamente tres muestras, aunque podrían ponerse muchísimas más. Desde hace relativamente poco tiempo, los españoles parece que nos hemos dado cuenta de la existencia de Blas de Lezo como el más grande almirante de todos los tiempos, al menos el que nunca fue vencido. Aunque los ingleses presumen de Nelson, en la celebración del bicentenario de la batalla de Trafalgar el Gobierno envió en representación de los españoles la fragata ‘Blas de Lezo’, obligando a reconocer a los británicos que un español venció a su “escuadra invencible” en 1741 ante Cartagena de Indias.

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