Feuchtwanger, Lion
La guerra de los judíos , tal vez la novela más célebre de Feuchtwanger y, dadas las circunstancias, la más directamente alusiva a los tiempos presentes, está basada en la vida del historiador judeo-romano Flavio Josefo, autor también él de una Guerra de los judíos. Nacido en Jerusalén, sacerdote descendiente de reyes, Joseph hijo de Matías recibió una educación de rabino y frecuentó todas las sectas del judaísmo de entonces. Pero en lugar de hacerse doctor se hace embajador a Roma para interceder ante el emperador por la vida de unos correligionarios apresados. Y aquí empieza esta novela apasionante. Poco a poco su fidelidad a sus orígenes parece irse mellando pero, cuando estalla la guerra, recibe un cargo de comandante judío en Galilea. Derrotado, es hecho prisionero por los romanos, pasa a sus filas, adopta el nombre de Tito Flavio Josefo, asiste a la caída de Jerusalén y presencia y describe la destrucción del Templo de Salomón. A él debemoss el único relato completo de la guerra de 66-73 hasta la caída de Masada, conocida sólo gracias a Flavio Josefo. La obra de este judío considerado traidor por los suyos pero que,en el fondo de su alma, siguió siendo judío hasta el final (una especie de marrano avant la lettre), nos ha llegado gracias a los cristianos, que la consideraron como `el quinto evangelio`. Feuchtwanger intuyó, en la fabulosa historia individual y colectiva de esa época, una gran oportunidad para un escritor comprometido, contemporáneo de Hitler. Ésa y no otra era la preocupación central de su quehacer literario. Y, fascinado por las figuras que podríamos decir pertenecen más a la mitología que a la historia de Occidente -Nerón, el Senado, las legiones, la Judea de Jesús, las sectas `terroristas` judías, Jerusalén y Masada-, Feuchtwanger construye una novela caleidoscópica en la que insufla, junto con los elementos más apasionantes de toda buena trama novelística -la guerra, el amor, la divinidad, la intriga-, la descripción verosímil de una época histórica que, así, cobra vida en la desatada imaginación del lector, y, con ello, no lo olvida, no: un mensaje dirigido específicamente al público de este siglo, atormentado por fenómenos sociales, políticos y militares singularmente afines a los de veinte siglos atrás.