Saint-Exupéry, Antoine de
Un día de febrero de 1938, el avión pilotado por Antoine de Saint-Exupéry y su amigo André Prévot despega de Nueva York rumbo a Tierra de Fuego. Cargado con exceso de combustible, el aparato se estrella al final de la pista. Superados cinco días de coma y mientras convalece del terrible accidente, Saint-Exupéry escribe «Tierra de hombres» con la perspectiva de quien contempla el mundo desde la soledad de una cabina de avión. Escribe con la nostalgia de una infancia feliz y perdida, escribe para evocar el difícil aprendizaje del oficio de aviador, homenajear a los compañeros Mermoz y Guillaumet, mostrar la Tierra a vista de pájaro, revivir el accidente sufrido junto a Prévot o revelar los secretos del desierto. Pero, lo que de verdad quiere decirnos es que vivir es aventurarse a buscar el misterio escondido tras la superficie de las cosas, la posibilidad de encontrar la verdad dentro de uno mismo y la urgencia de aprender a amar, la única manera de sobrevivir a este universo deshumanizado. «Tierra de hombres» se publicó en febrero de 1939 y en otoño de ese mismo año fue galardonado con el Gran Premio de la Academia Francesa y con el National Book Award en Estados Unidos.