Blasco Ibáñez, Vicente
Vicente Blasco Ibáñez, que en los últimos días de 1908 puso fin a su carrera política, participando en la campaña que proporcionaría un acta de diputado para su correligionario y amigo Feliz Azzarti, inicia en 1909 un nuevo capítulo de su vida que, desde la perspectiva de la creación novelística, en la que ya era considerado un maestro, es un paréntesis que abarca hasta el momento en el que concibe y da a luz, en 1914, Los argonautas. En busca de nuevos horizontes realizó cuatro viajes a Argentina en 1909, 1910, 1911 y 1912, en los que, con gran éxito y pingües beneficios económicos, pronunció numerosas conferencias y proyectó dos colonias agrícolas, Cervantes y Nueva Valencia, que se saldaron con un rotundo fracaso. Sus fantasiosos sueños, en los que se veía obteniendo ingentes cantidades de dinero, consiguieron atraer a algunos agricultores valencianos a los que prometió proporcionar todo lo necesario para iniciar sus explotaciones y tierras vírgenes en las que asentar sus cultivos, fueron ilusiones de poeta que nunca llegaron a ser realidad. Las dificultades que conllevaba una empresa de colonización agrícola le condujeron a su abandono definitivo en 1914. El hombre que había afirmado que más que escribir novelas quería realizarlas, constató la abismal diferencia entre lo imaginado y lo realmente vivido. El fruto de aquella aventura fue la novela que comentamos que acompañó al escritor en su regreso a Europa.