Martí, José
Un centenar de pequeñas páginas de apuntes íntimos, rellenas con letra cambiante, menuda y difícil —letra dibujada en la complicidad del follaje o rasgueada sobre marcha violenta, bajo el cielo encendido o junto a un exiguo candil—, componen los que denominamos hoy, con una simplicidad demasiado incongruente para su fulguración, Diarios de campaña de José Martí. Son su documento final por excelencia. Se inician el 14 de febrero de 1895, en tierra quisqueyana, y quedan inconclusos el 17 de mayo de 1895 en la manigua redentora, dos jornadas antes de precipitarse, ensangrentado, entre dos árboles cuyos nombres debió haber recién aprendido: acogido, al fin, por la tierra húmeda, avecindado con una corriente que se anunciaba, desde hacía días, turbulenta y que prologaba su cercanía con lo inevitable.
Marta Beatriz Martínez