Vaquero, Salvador
En pleno reinado de Felipe IV, la muerte en cadena de varias meninas contratadas por el rey se convirtió en una pesadilla que amenazaba con resquebrajar los cimientos de la monarquía. A principios de 1631, en pleno reinado de Felipe IV, España estaba sumida en una turbulenta situación bélica en Flandes e Italia, enfrentada al Vaticano y en estado de preguerra con la Francia de Richelieu. En ese contexto, la muerte en cadena de varias meninas que había contratado el rey para el cuidado de los infantes se convirtió en una pesadilla que amenazaba con resquebrajar los cimientos de la propia monarquía. Había que actuar pronto y descubrir no sólo al culpable de los crímenes, sino al instigador de una maraña de intrigas y sublevaciones que estaban desestabilizando al país. El rey había depositado su confianza en el gobierno de España en D. Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, pero éste no sabía cómo poner fin a aquella pesadilla, mientras el monarca se dedicaba a contratar pintores para decorar los salones del Buen Retiro y bufones que le distrajeran de sus ocupaciones...