Zaragoza, Francisco
En marzo de 1595 aparece en la bahía de La Habana el cadáver de un indio con las piernas amputadas y una figura enigmática inscrita en el pecho. Presuntamente se trata de un asesinato vinculado a rituales heréticos. Dos inquisidores, Erico Lorenzo y Francisco Treviranus, se dedicarán a descifrar el problema. Paralelamente, Juan de Tejeda, un exgobernador de la Villa de San Cristóbal de La Habana, aquejado por una dolorosa enfermedad, rememora los hechos que lo han llevado a renegar de su fe católica. A Juan de Tejeda está íntimamente relacionado un cirujano de oscuro origen, acaso un converso, de apellido Zamarra, enfrascado en hallar una cura para la enfermedad del exgobernador. Ciertos eventos vinculan a Zamarra con los inquisidores Lorenzo y Treviranus: Zamarra tuvo una novia, una negra esclava, Caridad, que le fue arrebatada por Treviranus; además, los inquisidores sometieron al cirujano a un proceso por herejía, motivo verosímil de un ulterior deseo de venganza por parte del médico. Relacionado con estos personajes, aparece en la novela el ingeniero Bautista Antonelli, encargado por Felipe II de la protección de la Carrera de Indias. Este Antonelli literario es un gran espía y conspirador. Las intrigas que urde conforman el esqueleto del relato y le dan unidad a una trama apasionante que cautivará y regocijará al lector por lo singular de su desarrollo y por lo imprevisto de sus desenlaces, encantos a los que se suma el de sus hembras sensuales, sus pantagruélicas fiestas y la ingeniosa y universal irreverencia.