Curbelo, Jesús David
Dámaso purga el pecado de la bigamia: “sin mi mujer no puedo escribir y sin escribir no puedo acostarme con mi mujer”. Por escapar del acoso de su media naranja, buscó (o aceptó) los episodios más extraños para saciar su libido, acumular experiencias y engañar a Julieta (su cónyuge) con la literatura. Al momento de crear tuvo “que narrarlo todo con pelos y señales, y el exceso de erotismo roza la pornografía”. Pero hay más, mientras redactaba las escenas vividas o imaginaba otras “que pudieron haber sido el maremágnum de la fornicación”, padeció de constantes excitaciones y no le quedó otro recurso que despertar a Julieta.