Greenwood, Leigh
Jefferson Randolph está enfadado con el mundo entero debido al brazo que perdió en la guerra y la destrucción de su familia. Amargado y solitario, sabe que no será feliz hasta que contraiga matrimonio con una belleza sureña y reconstruya su hogar. Y la última persona con la que espera cruzarse en su camino es una fogosa pelirroja de Massachusetts, el ama de llaves de sus dos traviesas sobrinas y estereotipo de todo lo que odia en una mujer. Es una Yankee que rechaza la sumisión al hombre, tiene opiniones que sostiene con convicción y que proclama a los cuatro vientos, se viste con llamativos colores y está decidida a ser independiente. Jefferson está furioso, ya que incluso una vez pasada la cuarentena, no puede dejar de pensar en ella. Violet Goodwin ha llegado al Oeste para descubrir qué le sucedió a su tío y por qué la mina que le legó no tiene valor alguno. Para poder mantenerse, ha cogido un trabajo como ama de llaves en un elitista colegio femenino. Después de que Jeff Randolph tenga que pasar cinco días en cuarentena en el colegio con ella y sus jóvenes al cargo, se pregunta por qué se siente tan atraída por un hombre que le desagrada tanto. Él parece no dejar nunca de estar autocompadeciéndose, además de enfadado y distante. No puede entender por qué fantasea con él, aunque es innegable su atractivo físico. Es totalmente consciente de sus ridículas ideas sobre las mujeres. Está dispuesta a demostrar que no hay que ser una joven y tonta belleza sureña para ser una buena esposa.