Cody, William F.
Con la muerte de William Frederick Cody, acaecida en Denver el 10 de enero de 1917, desapareció el último componente de aquella pléyade de intrépidos exploradores del desierto que dieron sus vidas por llevar la civilización al oeste del país. Era aquel un gallardo grupo de hombres que, año tras año, fue empujando hacia el oeste los hitos de las fronteras de los Estados Unidos, y que no cejó en su patriótico trabajo sino cuando la nueva y vigorosa civilización indígena del Estado del Pacífico fue encadenada para siempre a la que reinaba en la costa del Atlántico. La fama del coronel Cody —o Buffalo Bill, como se le llamaba popularmente— es comparable a la de Daniel Boone, Davy Crockett y Kit Carson, aunque no tomó parte muy activa en la construcción de nuestro imperio continental. Sin embargo, estaba formado de esa misma dura pasta, y en su escenario, más reducido que el de aquéllos, fue una gran figura, pintoresca y gallarda, un verdadero superhombre de los agitados tiempos de nuestra formación social. Cuando en 1883 Cody organizó, ya abandonada su vida aventurera, una exposición del Oeste salvaje, demostró que aquello había desaparecido totalmente para bien de todo y de todos.