Nichols, Beverley
Sir Owen Kent obró muy correctamente cuando, amenazado de muerte, contrató a un detective para que le protegiera. Sin embargo, ya no fue tan correcto al esconder datos de vital importancia al investigador, ni al reunir a un buen número de amigos en una habitación cerrada, el día señalado para su muerte. Así no hay detective que sea capaz de impedir un asesinato, aunque tal vez éste sí sea el mejor instrumento para descubrir al culpable.