Howard, Robert E.
Red Ghallinan, Buck Laramie, Bill McClanahan y Steve Corcoran —¿acaso cuatro seudónimos de un mismo lobo solitario?— son los protagonistas —apenas pueden calificarse como «héroes»— de este volumen de historias del Oeste del autor texano Robert E. Howard (1906-1936). Los cuatro se someten a un mismo código: «El código rígido y grabado a fuego de la frontera de Texas». Los cuatro mantienen equívocas relaciones con el sexo opuesto: «Para los tipos de su pasta el honor, la vida y el cuerpo de una mujer eran sagrados e intocables», y sus sentimientos hacia ellas se parecen a los del hombre corriente en la medida que lo permiten sus naturalezas de hierro. Los cuatro se ven atrapados en una tupida red de pistolerismo y corrupción financiera y policial que amenaza su honor, sus intereses sentimentales y/o pecuniarios y las vidas y haciendas de ciudadanos inocentes. Los Laramies, los Buitres de Wahpeton, la banda de El Dorado... son villanos y gángsters cortados por el patrón de Brown y la banda de Los Inocentes de Henry Plummer, pero que recuerdan a los matones de Al «Scarface» Capone o Charles «Lucky» Luciano. Otra cosa comparte este «cuarteto del plomo fácil»: las frases como epitafios que disparan son tan letales como el plomo de sus revólveres...