Léger, Jack Alain
Le llaman Monsignore, pero ¿por qué? ¿Es un apodo o un tratamiento? ¿Quién es el enigmático personaje que ocupa un apartamento en el último piso de la Residencia Gregoriana? En la terraza que domina toda Roma, se le ve a menudo en compañía de una encantadora joven; en elascensor, uno se cruza algunas veces con sus sirvientes, cinco hombres de severo traje gris y alzacuello; alguna vez también, una limousine majestuosa y negra pasa a recogerle: es un gran Fiat cuya matricula exhibe las letras SCV, correspondientes al Vaticano. Precisamente en el ambiente quedo y pausado de los salones del Vaticano donde Monsignore desarrolla su actividad, allí, por donde los prelados se mueven con el mismo rumor del muaré y de la púrpura que hace siglos. En este marco de la Ciudad Eterna se desenvuelve la extraña personalidad de Monsignore. ¿Un aventurero o un santo? Se ha calificado a esta obra como «novela de capa y espada en un universo de truhanes dominado por la tecnocracia»; una novela explosiva donde se enfrentan príncipes de la Iglesia, banqueros, emires y call-girls. De lo que no cabe dudar es de la extraordinaria habilidad narrativa del autor, que prende ya desde las primeras páginas: en Roma, el colaborador de un periodista norteamericano es hallado muerto cuando acababa de descubrir la verdadera personalidad de un «caballero de la industria» sospechoso de pertenecer a la Mafia, y que, con trazas de play-boy y con el nombre de Harold Finnegan, comparte un lujoso apartamento con una rutilante Miss Mundo. En 1982, Monsignore fue llevada al cine, con dirección de Frank Perry e interpretado por Christopher Reeve, Geneviève Bujold, Fernando Rey, Jason Miller y Joseph Cortese