Runciman, Steven
Ahora que las novelas históricas arrastran a la Historia por las mesas de novedades de las librerías de forma rastrera, pues ni son Historia ni son novela sino híbridos que encubren mucha precariedad y ausencia de talento, encontrarse con el relato (no novela) de los antecedentes y consecuentes de los hechos sucedidos el 30 de marzo de 1282, cuando las campanas de Palermo llamaron a vísperas, es un placer y una venganza contra la mediocridad. Ese día, en el que el corazón de los sicilianos estaba caliente, la actitud de un oficial francés que trató de cortejar a una mujer casada delante de su marido desembocó, al grito de "¡moranu li Franchiski!", en una sublevación popular que resultó ser el inesperado comienzo del fin del reinado de Carlos de Anjou. [ ] [ ]El texto de Runciman posee limpieza, claridad y rigor; pero lo que admira igualmente al lector no especialista es la luz del relato. Runciman va siempre al meollo y por más que retroceda para tomar perspectiva o se entretenga en las complejas y retorcidas relaciones entre todos los personajes de la trama, cuenta con sobriedad y sin veleidades literarias, pero con sentido narrativo. [ ] La de Runciman es una lección de cómo relatar la Historia ahondando hasta la médula sin perder de vista el conjunto del cuerpo, ni omitir lo necesario, ni dar cabida a lo accesorio. Todo tiene sentido y la narración fluye serena e implacable a través de un estilo que el profesor Rico califica de contenido en su prólogo y al que me permito redondear con el placentero calificativo de seductor. José María Guelbenzu (31.10.2009)