Castillo, Abelardo
La tercera novela de Castillo hace algunos guiños al lector. Van Hutten es uruguayo y su nombre nos conduce al inolvidable personaje de Horacio Quiroga. En cambio, el narrador que remite a la persona del autor mediante varias alusiones (el ajedrez, el barrio de Once, haber escrito un libelo sobre Judas, etc.) carece de nombre y es apostrofado una vez como un "hombre de la ciudad". Cartografías secretas de esta narrativa: la nominación se vuelve un principio radical, ya que en las dos novelas anteriores el narrador y protagonista era Esteban Espósito, el nombre del huérfano y ahora el narrador llega a ser innominado. Al narrador le ocurre lo mismo que al manuscrito de Van Hutten: no se oculta pero tampoco se revela. En todo caso El evangelio según Van Hutten dice que la verdad es siempre apócrifa, secreta, anárquica, no oficial y contracanónic