Doyle, Arthur Conan
En realidad, El valle del terror no es una novela sino dos. Las dos partes que la componen, La tragedia de Birlstone y Los chirrioneros, pueden leerse por separado la una de la otra. Aunque el protagonista sea el mismo y los sucesos del primero sean consecuencia del segundo, ambas poseen total independencia y pueden perfectamente considerarse como relatos diferentes. En esta novela, que en realidad son dos, el doctor Watson empleó la misma técnica narrativa que en las dos primeras, técnica por cierto que Holmes había reprochado a su cronista, como don Quijote al suyo, pues no había para qué «valerse de novelas y cuentos ajenos, habiendo tanto que escribir en los míos». Los lectores, menos exigentes o más entregados, se lo agradecieron. El ingenio de Holmes brilló como siempre, mientras el lector recibía por añadidura una premonición de novela negra, en la que acaso se inspiró Hammett para redactar Cosecha roja.