Caro Cals, Juan Antonio
Imagina el día más importante de tu vida. El día de esa prueba que decide tu futuro, ésa que has preparado durante dos años de encierro monacal, noches de flexo y montañas de pósits. Controlas hasta la última coma; no has dejado nada al azar. Ahora imagina que llega ese día, te levantas… y has perdido la memoria. En Acíbar, provincia de Almería, han aparecido restos de lo que podría ser un sistema de escritura autóctono con más de dos mil quinientos años de antigüedad. El alcalde del municipio, Ortiz Laguarda, pretende publicitar este hallazgo durante la Scríptura Mundi, muestra celebrada en el museo de la honorable Biblioteca Nómine Tutelaris, una de las instituciones culturales más excelsas del país. Es martes, aún faltan semanas para la muestra, y Fabián Béndelet, archivero de la Nómine Tutelaris, defiende su tesina de acceso al Cuerpo Facultativo de Bibliotecarios a última hora de la mañana, tarea fácil si no hubiera despertado con la mente vacía. Pero no va a rendirse. Fabián es miembro de una familia ancestral encargada de la protección del legado escrito a través de los siglos, y ningún obstáculo lo ha detenido jamás. Para restaurar su maltrecha memoria dispone tan sólo de un turno de mañana durante el cual deberá sortear los peligros de la Sección de Préstamos: niños infames que demandan su cuentacuentos, usuarios con manos de goma, universitarios pedantes y bocadillos furtivos. Aparte de lidiar con una conjura interna contraria a la divulgación de verdades fácticas que encenderían las mejillas de poderosos mandamases de la esfera científica, cultural y político-paleográfica. Sírvase frío.