Núñez Alonso, Alejandro
"Semíramis" es el primero de los cuatro volúmenes de que consta esta saga dedicada a novelar la vida de la legendaria figura del mismo nombre. Fueron publicados originalmente entre 1965 y 1974 por el escritor, guionista y periodista asturiano Alejandro Núñez Alonso. Estamos en el año 806 antes de Cristo. Semíramis es esposa del rey de Asiria, Shamshiadad V, pero ambos viven separados, ya que Semíramis es patesi (gobernadora) de Babilonia, donde reside. Ambas naciones, vecinas y rivales, no se tienen demasiada simpatía, y ambas cortes son un nido de intrigas y manejos para medrar e influir en la sucesión. Las dos son culturas de una antigüedad tal que hacen parecer a Egipto un simple adolescente, y por lo tanto, están llenas de tradiciones, supersticiones y ritos milenarios entre los que Semíramis se siente poco cómoda. Los embajadores extranjeros, como el israelí Sadoc, han de dirigirse a ella como ‘egregia patesi, excelsa Semíramis, amamantada de Ishtar, sol de Babilonia, fortaleza de los ejércitos, rendida sierva de los dioses, gloria imperecedera’. Incluso el propio hijo de Semíramis, Adadnirari, de nueve años, ha de dirigirse a ella en lenguaje ritual. Cualquier acto de la corte lleva consigo continuas consultas a los dioses, y las ciudades asiriobabilonias están llenas de divinidades, arúspices, interpretadores de sueños, libaciones rituales, oleomantes, hepatóscopos, y mis favoritos: los guardaastros de la zigurat. Así, no es extraño que el libro esté dividido no en capítulos, sino en horóscopos: ‘Tú serás reina’, ‘En tu casa, la sangre’ y ‘Y a tus pies, un vagabundo’. La historia tiene la peculiaridad de estar contada en tercera persona de presente (‘La caravana se detiene. Es una pequeña caravana de modestos mercaderes. El jefe se apea del camello y se dirige al viajero que ha tomado en el oasis de Borsa’), lo cual le da una urgencia especial. Ante los ojos del mencionado viajero, el cretense Mino de Tacro, arquitecto en busca de trabajo, se aparece una Babilonia descrita en prodigioso detalle, llena de comerciantes, caravanas, tabernas, prostitutas, prostitutos, generales, sacerdotes, consejeros, embajadores, sirvientes y concubinas de harén, con la famosa Semíramis en su centro. La mayor dificultad de este tipo de novelas, que es describir la geografía y las costumbres de lugares exóticos sin que parezca una guía de viajes ni interrumpa demasiado la acción, queda superada sin problemas. Ciudades y rituales aparecen descritos en detalle, pero sin estorbar, y en la extensión necesaria para comprenderlos y entender su importancia. El resultado es una mezcla de avance de la acción ligero y a la vez majestuoso que está realmente conseguido. Sobre el tema estrictamente histórico, decir que Semíramis es un personaje en gran parte legendario. Se la suele identificar con una tal Sammuramat del siglo IX antes de Cristo, y es aquí de donde Núñez Alonso parte, pero en todos los demás detalles es invención del autor, sin tener que ver apariciones anteriores de Semíramis en obras de Ovidio, Diodoro, Dante o Calderón. En este primer volumen el foco principal está en la lucha de Semíramis por mantenerse en su puesto y por demostrar a sus detractores y a su pueblo que merece continuar en él. Para eso, sin embargo, necesita endurecer su carácter, reaccionar ante rumores maledicentes sobre su persona y demostrar sus aptitudes de líder guerrera. Al mismo tiempo, muestra una creciente obsesión con la mortalidad e inmortalidad. ¿Es cierto que existe la planta de Gilgamesh, que aumenta la longevidad y aparta el espectro de la muerte? Semíramis está dispuesta a averiguar el secreto. En suma, es un libro absorbente que pinta un fresco digno de verse.