Smith, A. C. H.
Sarah está en plena adolescencia, le encanta su osito de peluche Launcelot, adora a su madre que es actriz y no adora tanto a su madrastra con la que convive junto con su padre y su hermanastro. Una noche que podría haber sido como cualquier otra, Sarah se queda cuidando de su hermano. Nuestra protagonista preferiría hacer otras mil cosas pero no puede ser... tiene que cuidar al bebé y él no ayuda en nada... no cesa de llorar. Sarah está cansada y se siente furiosa con esa pequeña criatura que le arrebata todo lo que es suyo (incluido Launcelot) así que se le ocurre recitar unos versos de su libro favorito, El Laberinto, con el que se supone que unos seres mágicos llamados Goblins vendrán y le liberaran de él y... ¡oh! así sucede... nada más decir la última palabra aparecen los Goblins acompañados de un atractivo joven de cabellos rubios que les dice que se lleven al bebé, y justo en ese mismo instante Sarah se da cuenta del error que acaba de cometer e intenta solucionarlo... pero el joven, Jareth rey de los Goblins, no está por la labor y no piensa ceder tan pronto así que le propone un trato: si en trece horas Sarah atraviesa el laberinto y encuentra a su hermano se lo devolverá, si por el contrario no lo consigue no lo volverá a ver nunca más. Sarah no tiene otra opción que aceptar y es aquí donde empieza nuestra historia. Nuestra protagonista se verá sumergida en el Laberinto donde nada es lo que parece y todo es lo que no ves, conocerá a mágicos seres y quien sabe quizás por el camino haga algún que otro amigo o quizás sucumba ante traiciones.