Wilde, Oscar

Cyril Graham, un joven erudito y actor aficionado, está convencido de que detrás de las iniciales W.H. que figuran en la dedicatoria de los Sonetos de Shakespeare no se esconde, como la crítica daba por supuesto, William Herbert, conde de Pembroke, sino un joven actor de la compañía del poeta, y de quien éste al parecer se había enamorado, llamado Willie Hughes. Nunca sabremos si las iniciales W.H. escondían al propio Shakespeare, a su mecenas, Henry Wriothesley, o a un joven actor de la compañía del autor inglés. Lo que es seguro es que a Oscar Wilde le sobraba intuición, prosa y valentía, para adjudicar la pluma que firmó la dedicatoria de los sonetos de Shakespeare, al joven actor. De este modo, el escritor dublinés nos invita a descubrir la verdadera naturaleza de la relación del bardo con el actor.

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