Chesterton, Gilbert Keith
La obra comprende ocho relatos, cuyo desarrollo es una muestra del ingenio de G. K. Chesterton, pues arrancan con uno de esos ‘monstruos mentales’, por mejor nombre, paradojas, y concluyen mostrando la absoluta lógica que se encierra en cada caso de ‘locura’ de Mr. Pond. «Todo fracasó porque la disciplina era excelente. Los soldados de Grock lo obedecieron demasiado bien; por eso no logró lo que se propuso». (Los tres jinetes del Apocalipsis) «Todas aportan testimonios que lo contradicen o que, cuando menos, muestran que él se contradijo. Pero todas yerran. (…) Usted afirma que el capitán dijo tres cosas diferentes. Yo sostengo que les dijo lo mismo a las tres mujeres. Alteró el orden de los términos pero no dejó de ser una misma cosa». (El crimen del capitán Cahagan) «Una vez conocí a dos hombres que llegaron a estar tan completamente de acuerdo que lógicamente uno mató al otro». (Cuando los médicos están de acuerdo) «Lo que he dicho es que relativamente era un lápiz rojo o que se asemejaba a un lápiz rojo, en contra de la inclinación de Wotton a verlo como un lápiz azul; y precisamente por eso hacía trazos tan negros». (Pond el Pantaleón) «Recuerdo un ejemplo bastante singular en el que cierto gobierno hubo de considerar la deportación de un extranjero deseable (…) y halló que eran de todo punto insalvables las dificultades». (El hombre indecible) «Nuestro amigo Cahagan aquí presente es hombre veracísimo porque dice mentiras desmesuradas e imprudentes». (Anillo de enamorados) «En la naturaleza hay que buscar en un nivel muy inferior para encontrar cosas que lleguen a un nivel tan superior». (El terrible trovador) «Éste era demasiado pequeño para ser notado; ése era demasiado alto para ser visto». (Un asunto de altura)