Prenz, Miguel
Todo gran crimen necesita su libro. Porque este es, tal vez, uno de los modos que tiene la sociedad para enmarcar y destacar un momento en el que su orden es destruido y la fuerza irracional emerge. El caso Ramoncito –un homicidio tenebroso y espectacular- merecía su libro y el periodista Miguel Prenz se lo dio.
La misa del diablo. Anatomía de un crimen ritual, que ha sido publicado por Tusquets Editores en su colección Mirada Crónica, dirigida por Leila Guerriero, se mete con el crimen de Ramón González, un niño de 12 años que fue muerto el 6 de octubre de 2006 en la ciudad de Mercedes (en Corrientes), en un rito satánico que incluyó su tortura, su violación y la profanación de su cadáver con la decapitación y el despelleje de su cráneo. De los nueve acusados por su homicidio, siete fueron condenados a prisión perpetua por homicidio triplemente calificado; por el debate desfilaron unos 150 testigos.
“El caso Ramoncito tiene picos de terror que son, al mismo tiempo, físicos y psicológicos, concretos y latentes”, explica Miguel Prenz.
“Llegué a Corrientes cargadísimo de información, pero no de prejuicios. Estoy convencido de que el cronista tiene que hacer el trabajo de campo como lo hace el antropólogo: llegar con toda la información posible y con algunas ideas que seguro serán modificadas por una realidad que siempre nos debe atravesar, externa e internamente”.
El domingo 8 de octubre de 2006 apareció, a dos cuadras de la terminal de ómnibus de la ciudad de Mercedes, Corrientes, el cadáver decapitado de un chico de doce años. La cabeza estaba apoyada junto a su cuerpo semidesnudo. La víctima, se llamaba Ramón González –Ramoncito-. Las investigaciones develaron que se trataba un crimen ligado a un ritual, durante el que había sido violado y torturado. El periodista Miguel Prenz llegó a Mercedes dos años y medio después del asesinato y antes de que comenzara el juicio (el primero relacionado con un crimen ritual en América Latina), y encontró una trama en la que se mezclaban los rumores de una secta espeluznante, la pobreza casi terminal de la familia de Ramoncito, la esquiva figura de un empresario, una curiosa mujer policía que es mae de santo de una religión afrobrasileña, y una adolescente –Ramonita, testigo del crimen- cuyas declaraciones resultaron tan escalofriantes como la revelación de que las paredes de la casa donde había vivido, estaban pintadas con sangre humana. En medio de las más verdes inocencias de la pampa gringa, Prenz encontró esta historia que hunde sus bordes en las zonas más siniestras de la ferocidad humana. En octubre de 2006 apareció, en la ciudad de Mercedes, Corrientes, el cadáver decapitado de un chico de doce años. La cabeza estaba apoyada junto a su cuerpo semidesnudo. La víctima, se llamaba Ramón González –Ramoncito-. Las investigaciones develaron que se trataba un crimen ligado a un ritual, durante el que había sido violado y torturado. El periodista Miguel Prenz encontró una trama en la que se mezclaban los rumores de una secta espeluznante y la pobreza. Una historia que hunde sus bordes en las zonas más siniestras de la ferocidad humana.