Sjöwall, Maj & Wahlöö, Per
Una extraña concatenación de suicidios y accidentes acaba con la vida de los miembros de una banda de vulgares ladrones de coche. Uno de ellos yace muerto sobre la cama, hecha y limpia. Dos policías rompen la cerradura y penetran en la casa. Tan sólo hay dos palabras escritas junto al teléfono: Martin Beck. El inspector jefe de la Brigada de Homicidios de Estocolmo ignora qué hace esa anotación con su nombre en aquella habitación. A pocos kilómetros, uno de sus hombres está a punto de convertirse en héroe, Gunvald Larsson. A medianoche el edificio que vigila salta por los aires. Cuatro muertos y un sinfín de heridos que saca del fuego con sus propias manos. Dos ladrones y dos prostitutas han fallecido. Uno ya lo estaba mucho antes de las llamas. Otro suicidio. Sólo tres personas habían entrado en aquella vieja casa de madera. Su investigación nocturna, en pleno invierno sueco, había sido concienzuda. Dos chicas —de pago, claro— y un amigo del sospechoso. Y, repentinamente, el incendio, brutal, devastador. ¿Por qué no llegaban los bomberos? Era imposible que un camión escala, rojo y cargado de bomberos, desapareciera en pleno Estocolmo. Era imposible a menos que todo obedeciera a un plan minucioso, tan devastador como el propio incendio de la vieja casa de madera que la policía vigilaba.