Curwood, James Oliver
Kazán, Perro Lobo (1914) es una historia que se dibuja a través de una extensa zona narrativa, que prescinde casi totalmente de los diálogos, y que atribuye, desde allí, una serie de condiciones humanas —envidia, tristeza, amor, pasión— a los personajes animales que presenta. El juego del libro es mucho más complejo, sin embargo, porque Curwood no se molesta en establecer un contraste entre hombre y animal, en el que lo humano es precisamente lo que designa lo salvaje, mientras que al animal se le atribuyen valores y talentos sobresalientes.
Un largo relato, que se ubica en un escenario salvaje (la vida de los perros de trineo, las factorías y la cruda naturaleza del noroeste canadiense), pero que pretende poner en claro, ante todo, ciertas cualidades tradicionalmente atribuidas a los hombres —como la inteligencia, el odio o el sufrimiento— a partir de la personificación de animales. Curwood fue un “amigo de los animales”, un defensor ambientalista que descubrió, luego de un pasado de caza y destrucción, la fuerza superior de la Naturaleza, la armonía y trascendencia que puede alcanzar la vida animal, y la maravillosa tranquilidad de la gente humilde…
Kazán, Perro Lobo es una novela que puede ser leída por jóvenes y adultos debido a que su apuesta no se encuentra dentro de los marcos arquetípicos de la literatura infantil, sino, como se ve, en un mundo mucho más amplio y revelador. Ahora bien, tal vez para cierta clase de lectores, la escritura de Curwood pueda parecer excesivamente lenta y lineal, incluso, es posible que se piense que le sobran muchas páginas para lo que tiene que decir, pero eso es algo que define cada quien.