Deschner, Karlheinz

Para el cristiano, no para todos, pero si especialmente para los católicos, el conocimiento de las normas y dogmas de su iglesia Iglesia, se cimenta casi exclusivamente, en la obediencia de las derectrices de, como dicen, la Santa Madre Iglesia.Dreschner lo sabe y por eso afirma, con un tono entre la tristeza o la ironía que..." Raras veces en las recensiones, pero sí con frecuencia en las discusiones, algunos cristianos (según mi experiencia son a menudo aquellos que -por si acaso-ni siquiera me han leído) me objetan que por muchos crímenes eclesiásticos que recopile («¡Usted escribe novelas criminales!», me espetó un eclesiástico en la Emisora Freies Berlín) ello no hace tambalear para nada su fe cristiana. Ahora bien, en todos estos volúmenes, yo no solamente presento el aspecto ético del cristianismo, sino, de vez en cuando, también el dogmático. Y en ese punto, el pío argumento resulta inocuo. Ya el capítulo más largo del volumen 4, el primero de ellos, reduce al absurdo, históricamente, todo argumento que se remita a la fe cristiana.1 Es cierto: para los «creyentes» no son los problemas históricos, filosóficos y éticos lo decisivo, ni lo es la verdad o, por usar un término más modesto, la verosimilitud. Lo decisivo es su propio problema. Ellos «creen»; no podrían vivir sin su fe. Eso pese a que si fuesen indostánicos, por ejemplo, tendrían probablemente una fe totalmente distinta. Y de ser africanos, a su vez, otra diversa. Aspecto éste que relativiza de antemano toda fe. Mi vida me indica que se puede vivir perfectamente sin una «fe». Y millares de adhesiones que me han llegado por escrito, a menudo estremecedoras, testimonian que también otras personas pueden, tras renunciar a su fe cristiana, vivir mucho mejor que antes y con mucha mayor libertad: es más, sólo entonces comienzan a vivir y apenas más «inmoralmente» que los cristianos".

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