Hess, Jorge

Esperanto es el latín de la democracia. El latín sirvió en su tiempo de vehículo al pensamiento universal en todo el Occidente. Los hombres de ciencia y los filósofos de entonces se intercomunicaban por medio de él con relativa facilidad. Para los demás miembros de aquellos pueblos —en su mayor parte analfabetos— separados por distancias que se medían en meses, la necesidad de una lengua común no existía y vivían perfectamente sin esta preocupación, separados por más de 3.000 idiomas y dialectos.

Pero desde el reinado del latín a nuestros días, la técnica ha reducido enormemente las distancias. El mundo de tres años de Magallanes se ha reducido a un mundo de unos pocos días para los aviones comerciales, y la radio ha anulado, prácticamente, todas las distancias en nuestro planeta. Lo absurdo es que en este mundo así reducido y cuyos habitantes están en constante comunicación, los pueblos siguen divididos en sus 3.000 idiomas y dialectos. El latín ha sido reemplazado por el traductor. Radio, cine, libros, diarios, conferencias internacionales, todo lo que traspase las fronteras lingüísticas, es dominio del traductor.

Pero la traducción no es el remedio sino un paliativo deficiente, antieconómico y lento. Y esto no resuelve la comunicación personal, de hombre a hombre. Aún en los congresos internacionales, sus participantes tienen relaciones personales de sordomudos. Ninguna lengua nacional puede cumplir función de lengua internacional, por 3 razones:
a) las lenguas nacionales, debido a sus caprichosas irregularidades, son difíciles de aprender y de emplear con mediana corrección;
b) crearía un privilegio inadmisible para la nación cuya lengua se adoptara;
c) todo imperialismo lingüístico comporta inevitablemente un imperialismo cultural; el dominio de un tipo de cultura sobre los demás.

Esperanto es la lengua que todo hombre moderno debe poseer, junto a su lengua materna, para entenderse con extranjeros en un pie de igualdad democrática. Esperanto es la solución práctica y simple del problema de la lengua internacional y como tal ya funciona. La UNESCO ha reconocido su importancia en las relaciones culturales. Existen sociedades de Esperanto en todos los países, y la Asociación Universal de Esperanto, con su red de delegados cubre todo el mundo. Esperanto es enseñado en escuelas elementales, secundarias y superiores en varios países.

Es usado actualmente en todas las actividades de la vida humana, en empresas privadas, organizaciones de cultura y por varios gobiernos. Numerosas estaciones de radio transmiten en Esperanto. En 1970, 35.000 libros, entre originales y traducciones formaban la literatura de Esperanto y esta cantidad continúa creciendo. Las publicaciones en la lengua internacional relacionan a la comunidad esperantista, que además mantiene una activa correspondencia.

Los esperantistas se reúnen todos los años, en Congresos Universales que constituyen algo así como su parlamento y donde se practica Esperanto como lengua oratoria. Los cultores de Esperanto constituyen pues, un verdadero pueblo que ha realizado la proeza de liberarse de la maldición babélica. Para formar parte de esta comunidad, que ha abierto un camino que la humanidad tendrá que recorrer, no hace falta otro requisito que seguir leyendo con atención las páginas de este libro.

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