Vereiter, Karl von
No tenían más que armas rudimentarias, pero su fe les bastaba. Sabían que iban a morir, y que probablemente serían atrozmente torturados antes de exhalar el último suspiro. Pero no temían ni a la muerte ni al sufrimiento. Eran los CHACALES DE PARÍS. Peleaban contra los verdugos de la Gestapo, contra los torturadores de uniforme negro, y llevaban en sus rostros marcados por el hambre y el odio la sonrisa del parisiense, y en los labios los apelativos con los que designaban a los germanos. Fritzs, Frises, Doryfores... LOS CHACALES DE PARÍS. En el lenguaje de las cartillas de racionamiento, debido a que hasta los dieciocho años se recibía un poco más de alimento, se llamaban los «J-3», como constaba en sus cartillas... LOS CHACALES DE PARÍS. Una forma de Resistencia casi desconocida, lejos de los románticos paisajes donde peleaban los «maquis», vigilantes durante la noche, con la mirada en el cielo, esperando la ayuda que los ingleses les enviaban en paracaídas. Nada para los «J-3».