Robeson, Kenneth
El automóvil era muy largo, bajo de carrocería y veloz. Su conductor, casi tan ancho como alto, ocupaba la mayor parte del asiento delantero. Y el elegante sujeto que le acompañaba, iba estrujado contra la portezuela derecha.
El coche emergió de una calle transversal y penetró en la Quinta Avenida, casi arrancando los parachoques de otro coche que estaba parado cerca de la esquina.
En el rostro del achaparrado conductor dibujóse una sonrisa al contemplar la anchurosa avenida.